
Una de las mejores experiencias que he vivido en México fue en la Isla de Holbox: si por algo es conocido México, es por sus paradisíacas playas, y este lugar, no es excepción; playas tranquilas en el mar caribe, donde uno puede caminar y caminar dentro del mar, como si estuvieras en una piscina natural.


En esta ocasión, poco después de caminar y sentir el mar, el sol y la naturaleza, empecé a ver una sombra grande debajo del agua, acercándose hacia donde yo me encontraba, al notar que estaba lejos de la playa y sin saber que más hacer, decidí quedarme quieto esperando que no fuera nada peligroso. Ya más cerca la sombra de donde me encontraba me pude percatar que salpicaba mucho el agua, y yo seguía sin saber que podría ser; pero aun así me quedé quieto y resultó ser un banco de aproximadamente 40 a 45 mantarrayas bebés, que estaban nadando feliz de la vida en su hábitat natural. Todas estas mantarrayas nadaron sin preocupación entre mis pies, y pude sentir la maravilla de estar tan cerca de la naturaleza, de sentir su libertad, de valorar a nuestro planeta tierra y la grandeza de la fauna en México. Obvio me quede lo más quieto posible para evitar alterar su paso y evitar que se espantaran y trataran de picarme con su cola, la cual dicen que puede doler bastante; pero afortunadamente no experimenté ese dolor y después de vivir ese momento tan inspirador, regrese a la playa para seguir disfrutando de este destino tan tranquilo, tan lleno de magia y con una energía llenadora y revitalizadora.

Holbox se encuentra aproximadamente a 3 horas de Cancún, donde tienes que llegar en lancha, es un pueblo que no tiene autos y todos se mueven ya sea en bicicletas, carritos de golf o simplemente caminando ya que todo está bastante cerca de cualquier lugar que uno se ubique. Otra experiencia que se puede vivir en este destino es ver las playas bioluminiscentes y el poder nadar con el tiburón ballena, que irónicamente, no es ni una ballena ni un tiburón; es el pez más grande del mundo, ya que puede llegar a medir hasta 8 metros de largo; nadar junto a este animal es también una de las experiencias más mágicas que he tenido la oportunidad de vivir en ese destino donde nos damos cuenta de lo pequeño que somos en este gran mundo; nos ayuda a valorar y a aprender a cuidar de nuestro planeta tierra.


Su avenida principal tiene un camellón muy bonito de ladrillos, pero aun así sus calles siguen siendo de arena, tiene hoteles boutique pequeños, ya que es una isla que ha logrado conservar su esencia de tranquilidad, en su pequeño cuadro principal tiene varios restaurantes y bares donde uno puede conocer a nuevas personas, ya que todos los que van a este destino van con la misma energía y positivismo. Aquí no van a encontrar grandes hoteles, ni grandes comercios, sin embargo van a poder interactuar con la naturaleza que tiene México y con personas muy amables que siempre estarán emocionados de recibirlos.
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